domingo, 19 de julio de 2009

Y pasa el tiempo y mientras pasa considero...

2 años.
Cuando apareció la idea de este blog no supe muy bien qué sería de él. Digamos que no soy la persona más constante del mundo y además, aunque a veces lo disimule bien, soy bastante tímida. Empezó como una idea con nombre de canción que había escuchado al despertar en un coche camino a Barcelona después de un día poco menos que complicado. Algunas entradas fueron borradas y, a pesar, de que las primeras entradas ponen que datan de Octubre, el primer esbozo de este blog se creó una tarde tonta de julio y fue borrado una tarde todavía más tonta de agosto o de septiembre. Pero como soy una ñoña, había guardado esas entradas con sus correspondientes comentarios, y una tarde gris del recién estrenado otoño, sintiendo que el mundo era un territorio hostil, las rescaté.
Ahora que me ha dado por releer qué fue de mí en aquella época, he sentido la tentación de borrar aquellas entradas. ¡Qué vergüenza! El final del 2007 fue raro. El miedo a acabar una etapa y a empezar otra, el miedo a la muerte, "enamorarte" y que te rompan el corazón por primera vez... Si no fuera por mi afán de conservar recuerdos... jajaj
En estos dos años he procurado que este fuera un lugar en el que gritar, en el que expresarme, un lugar en el que, a media voz, contar mis inquietudes, mis historias, mis sueños... Me he mantenido fiel a la promesa que me hice cuando comencé a escribir la primera entrada: siempre me dejaría llevar. Sí, aquí escribiría sin tabúes, sin pensar en quién podría o no podría leerlo. Para escribir aquí me quedaría a solas conmigo misma y luego, contaría, acompañada o no de mis musas, aquello que me atormentaba o que quería compartir con el mundo. Reconozco que he tenido etapas muy "putas" en las que sentía que me ahogaba y que sólo aquí podía gritar porque hacerlo en mi mundo podía romper del todo pilares ya desquebrajados. Hubo una etapa, en el último otoño, que dejé de escribir, y tuve la sensación de que sería para siempre. Me aparté del teclado, pero al final, cuando volví a encarrilar mi vida, me reconcilié con este "rincón" en el que siempre han aparecido voces que han puesto toques de cordura, sonrisas, consejos sabios, "te quieros"... y sobretodo, gente que ha tenido la increíble paciencia de leerse parrafadas enormes que ni yo misma sabía si iban o si venían y, luego, han intentado decir algo coherente que me ayudara a sentirme menos perdida. Ya sólo por eso, se merecen mi cariño.
Pero sin duda, algo que recordaré de este blog y que me hizo especial ilusión fue la aparición estelar de aquella "internauta agradecida" a la que llegué a dedicarle una entrada (http://sinmiedoasonyar.blogspot.com/2007/11/y-pensar-q-lo-q-escribo-puede-ser-tan.html ). Nunca pensé que algo que pudiera llegar a escribir pudiera influir en la vida de alguien, pero me emocionó hacerlo. No volví a saber de ella pero al cabo de meses, volvió a escribirme. Se trataba de una chica de Santiago de Compostela un poco más mayor que yo que llegó a mí por casualidad y que gracias a mí recuperó su inspiración. En ocasiones, qué pequeño es el mundo.

Y como creo que ya os debo de haber cansado ya con mis batallitas os dejo con mi entrada favorita de estos dos años. Si la habéis leído, nunca viene mal recordar :) Si no, pues la comparto con vosotros!



"SIRENA VARADA"

"Pero es que cada gota de lluvia lleva a lomos demasiados recuerdos que, cuando osan acariciar las heridas que todavía no han cicatrizado, escuecen. Llovía aquel día en el que me partieron el corazón en mil pedazos y, sentada frente a la ventana hasta que el tiempo dejó de pasar y las horas perdieron su importancia, vi como la lluvia y el viento se llevaban los pedazos de un maltrecho corazón que justo en aquellos momentos y no en otros, dejó de creer en el amor. Y aquel día, mientras mis lágrimas formaban un charcho de tristeza en el que naufragar, me prometí a mi misma sellar para siempre mi corazón si de esta manera nunca nadie me volvía a hacer daño. Las gotas de lluvia sellaron mi pacto y aquella pequeña llave bajo la que esconder mis miedos se la llevó algún pequeño riachuelo de ilusión y de cobardía encubierta. Confié en que quizás algún día la trajera de vuelta un pequeño barco de papel que atracara en un puerto seguro, sin miedos oscuros, sin lágrimas de media noche. Pero los barcos de papel se rompen, se deshacen y desaparecen como las promesas que se formulan al viento. Aquel barco de papel con el billete de vuelta se ha perdido en la corriente de alguna tormenta y ha encallado en el vaso de ron de algún pirata o marinero que se tragó la llave e hizo llorar a esta pequeña sirena. Pero los marineros tienen a mil sirenas suspirando en cada puerto y la sirena que esconde su corazón en barcos de papel siempre huye sin saber si la invitaran a otro ron. Al fin y al cabo hay sirenas que se olvidaron de nadar mucho antes de aprender. Y yo me olvidé de nadar el día en el que dejé de creer en el amor, el día en el que la vida me demostró que los príncipes azules se van en el momento en el que hace falta que te envuelvan con su capa.
Pero la lluvia ha sido mi aliada cuando la he necesitado, cuando he creído que un momento así no se podría concebir sin ella, sin esa melancolía opaca que te envuelve el corazón sin necesidad de una excusa. Por eso salí a la lluvia el día en el que la vida dejó más desamparada que nunca, cuando sentí que se me había quebrado el corazón y sólo me quedó sentarme en el banco de piedra blanco resguardado por un porche a ver pasar las horas teñidas de dolor. La lluvia trajo consigo la fuerza del cariño, la fuerza que te arrastra a ponerte en pie incluso cuando se te ha olvidado cómo late el corazón, cuando has conocido a la muerte y la has mirado a los ojos suplicándole un único día más.
Pero los días de lluvia, a parte de los recuerdos, traen consigo esa extraña inspiración para un alma romántica que nunca es leída. La lluvia cae y tiñe los días de ápices tristes que yo convierto en historias, historias olvidadas que nunca ven la luz del sol, que viven en las nubes negras y en el alma de una pequeña sirena que hace con ellas barcos de papel en los que esconder su corazón.”

sábado, 4 de julio de 2009

Y ahora te rindes princesa de hielo, cayendo al suelo por última vez..

Durante meses me he estado preguntando en qué clase de persona me había convertido para que mis amigos me hubieran dejado de hablar y los que me seguían hablando, sólo me quisieran para salir de cañas y de fiesta.

Buscaba una explicación, pero nunca la encontraba. Era mucho más maduro por su parte dar la callada como respuesta, dejarme así, por las buenas, con mis historias, mis cosas, rodeada de fantasmas. Porque lo reconozco y siempre lo he hecho: no soy una chica fácil. Aunque en realidad tampoco lo creo. No es que sea una persona difícil, si no es que te tienes que tomar un par de tardes para conocerme, para que me pueda abrir. Porque puedo aparentar que soy muy extrovertida, pero soy extremadamente tímida e insegura. Pero conmigo, con una sonrisa, lo tienes todo ganado. ¡Qué simple! Y lo han olvidado.

Pero he de confesar que si ahora algo me da miedo es que esta apatía en la que estoy suspendida tan sólo sea la tapadera o la antesala a esa depresión de la que llevo huyendo durante meses. Se me hace un mundo salir, mirarme al espejo, hablar con los amigos que conservo, ponerme a escribir, a leer... Quiero echarle la culpa a la medicación de las migrañas y me releo una y otra vez el prospecto buscando explicación entre los múltiples efectos secundarios. Pero la verdad es que desde que él se fue me dio por preguntarme el sentido de la vida. ¡Qué filosófica me pongo a veces! Yo siempre he sido melancólica, pero desde entonces me encuentro mucho más vulnerable. Soy joven. Soy muy joven. Y perder a un padre cuando se es tan joven puede resultar algo difícil. Desde entonces, desde octubre, hay imágenes que no se me han ido de la cabeza y supongo que hubiera ayudado el hecho de tener a mi lado amigos con los que contar, amigos que no hubieran hecho de este asunto un tema tabú porque para ellos era mucho más fácil.

No sé a qué viene esta entrada, la verdad. No sé por qué escribo esto, por qué hago esta declaración de intenciones justo ahora. Supongo que es una manera de plantarme porque ya estoy harta. No quiero en mi vida a gente así. No quiero en mi vida a gente que con sonrisas de arpías y gestos de hienas me busquen cuando su cielo está negro porque soy la chica que escucha con una sonrisa y arregla los problemas de los demás. No quiero gente en mi vida que cuando por fin me da por levantar la cabeza y pensar en mí, me deja de hablar por las buenas y sin más explicación. No necesito gente en mi vida a la que Amelie, Woody Allen, Rafa Pons, Carlos Goñi, Andrés Suárez, Ruíz Zafón, Paulo Coelho... les parezcan una soberana gilipollez. Gente que nunca me ha querido acompañar a un concierto porque el "rollo cantautor, te irá mucho a tí, Jess, pero a nosotros, nos aburre..." A los que los libros les dan alergía y nunca han terminado de leerse uno de mis relatos porque "los escribes muy largos" pero que sin embargo me dicen "tienes talento, pequeña" mientras yo pongo cara de pócker. A mí me dan alergia los partidos de básket en los que siempre pierden, los conciertos punks donde el cantante sale con unos gayumbos en la cabeza, las conversaciones monotemáticas de ordenadores, diseño gráfico..., las veces que se clavan cuchillos unos a otros por la espalda... pero sin embargo, ahí he estado siempre, con ellos.
Tampoco quiero gente en mi vida que no acepte como soy, que me marque las pautas de lo que debo y no debo hacer, con quien debo salir o a quien no me debo acercar. No puedo estar al lado de gente que se ría de mis sueños, que me mire con indiferencia o que se crea superior a mí por tener más visitas en Tuenti o más amigos en Facebook. ¿Está tan vacía tu vida que se reduce a eso, a mirar tu contador de visitas de Tuenti?


Lo siento, pero no me arrepiento de no ser una barbie niña de papá de sonrisa falsa y manipuladora que juega con vosotros, aunque parece que eso es lo que os va. Soy como soy, y yo prefiero ser así, amante de películas raras, de actores en blanco y negro, de música con letras cargadas de significado de gente que se lo trabaja para hacerse un hueco y cuyo nombre no es súper conocido. Que muy probablemente el año que viene acabaré estudiando filología o historia, esas carreras que os pareces tontas, y seguiré con mis viajes infinitos al fin del mundo, esos que nunca os han importado. Que seguiré viajando en tren para ver a mis niñas de Murcia, buscando excusas para irme de conciertos con gente a la que no le suena tan mal, subiendo al escenario a bailar el "mala puta" (aunque luego en youtube me encuentre los vídeos xD)... en definitiva, seguiré con mi vida, porque me he dado cuenta de que no me hacéis falta. Y además, no lo debo de estar haciendo tan mal si a mi alredor, han quedado personas que todavía siguen a mi lado.

Pero sí, podemos llevarnos bien, guardar las apariencias. Era yo la mala de la película, no? Y todavía , en estos meses, no me había pronunciado, había guardado un prudencial silencio. Pues ahora, el que quiera entender que entienda.


Besitos y saludos a los que me leéis, a los que pasáis y saludáis, a los que pasáis de incógnito...