-¿Sabes cuando te sientes la princesa del cuento? - preguntó ella mirando al infinito.
Él asintió, saboreando los últimos tragos de su copa de vino tinto.
-Yo era la princesa del cuento más bonito jamás escrito.
-¿Y qué pasó?
- Dejé de sentirme princesa. Él me quitó la corona y dejé de ser todo para él. Pensar que el amor es incondicional es como pensar que el mar es infinito. Todo en esta vida tiene fin.