lunes, 13 de junio de 2011

Son sueños que nunca se cumplen...

Tengo que asumir que nunca vendrás a por mí armado de flores, que no llenarás la casa de velas ni me traerás el desayuno a la cama si no te lo pido. Dejaré de esperar esa petición de matrimonio de ensueño y me conformaré con soñar que quizás, un día, al menos, pueda escoger mi vestido de novia. Dejaré de mirar el móvil con ilusión, no me molestaré por crear fantasías tontas que me hacen sentir idiota y voy a dejar de idear planes para dos que nunca nos hacen la misma ilusión. Voy a dejar de cuidar, porque me apetece que me cuiden. Voy a dejar de sorprender porque estoy harta de perderme en ilusiones.

Voy a dejar de soñar, porque cuando los sueños se rompen, duelen.

sábado, 26 de marzo de 2011

Una foto en blanco y negro

Es raro, pero hace un momento una imagen, un nombre, ha saltado a mi cabeza. Creo que más bien ha sido por la foto de un lugar que me ha hecho evocar otra época, otra historia totalmente distinta a la mía. Sí, era yo la que vivió aquello, la que se metió de lleno en una historia que la vida iba escribiendo para mí. Lo viví, o al menos eso creo. Quizá, tal y como dice Ruíz Zafón en Marina "siempre recordamos lo que nunca sucedió" y aquello puede que fuera algo que me inventé, que construí para que al mirar atrás la vida no me pareciera vacía.

Sea como sea,  al ver aquel lugar he sentido una sensación extraña. Lejanía, tal vez. Lejanía, seguro. Se me ha antojado extraño, friamente conocido, como si hubiera sido fruto de mi imaginación y aquella foto, aquella foto tan sólo hubiera sido un boceto de lo que un día soñé. Todo se ha desvanecido. Las sensaciones, los sentimientos, los recuerdos, ya no tienen la propiedad de herirme, ni de emocionarme. Todo es una película en blanco y negro, con secuencias de fotogramas que se suceden evocándome a un tiempo de cambios y decubrimientos, de dolor y sueños. El pasado hoy es más pasado que nunca. El presente hoy se superpone con fuerza a la estela de un tiempo que sonríe con la ternura de la adolescencia desbocada. El futuro es una promesa posada sobre los labios de un destino que sonríe con la luz y fuerza de un corazón que late al compás del mío. Los sueños y promesas caminan al lado de un nombre que, extrañamente, me ha hecho comenzar una historia en color, alejada de los tintes grises de un pasado difuso. Fotos en color en las que sí que aparezco yo.

sábado, 12 de febrero de 2011

Dame unas horas de tu amor...



Pasaron semanas antes de que él reaccionara. Estaba perdido, desconcertado, temeroso, como un lobo aullando a una luna desaparecida. Estaba ahí, sentado de nuevo en el mismo sofá que semanas antes ocupara ella, quien volvió de manera improvisada, atropellada y quien se fue sin hacer ruido. A ratos reía si recordaba  la manera en que se revolvía en la cama invéntadose mil excusas para quedarse cinco minutos más. Y él se unía a ella, la abrazaba por detrás de manera que ambos encajaban perfectamente y se convertían en uno. A ratos lloraba si recordaba la manera que tenía de sonreír, si recordaba los millones de sensaciones que experimentaba mientras hacían el amor, mientras se acariciaban distraídos sin excusa alguna. Reía, lloraba, hundía su cara en la almohada que compartieron siglos antes y aspiraba su olor, lo que quedaba de él. Cruel rutina que una y otra vez se sobreponía feroz a la promesa de un nuevo día.

-¿Sabes? No me despedí de ti porque no me atreví.- Fue la única excusa que ella le dio la primera vez que hizo las maletas y se marchó. - Podía haberte dicho que ya no te quería, que me había enamorado de otro, que quería un tiempo para estar sola o que quería correr el mundo sin equipaje, pero sabía que destaparías una a una mis mentiras. O tal vez puede que simplemente no soportara la idea de verte llorar. No sé por qué vuelvo, no sé si esta vez tendré el valor de despedirme, pero si me permites, si todavía no me odias lo suficiente, querría hacer algo que llevo soñando desde que me fui...

Él tenía un nudo en la garganta. Se había jurado odiarla, había puesto en ello todas las fuerzas que no gastó buscándola, pero le era imposible. Era imposible odiar a un ángel.

-No.. no sé qué decirte.

-Déjame hace esto, por favor...

Y acercándose a él despacio, de manera ceremoniosa, le besó. Fue un beso lento y tierno, repleto de explicaciones a media voz, de disculpas heridas y de dolor, de mucho dolor.

-¿Por qué? - preguntó él minutos después los puntos suspensivos de aquel beso.

Ella se acomodó en su pecho y le rodeó la cintura con el brazo.

-Solía decir que a tu lado, así, el mundo dejaba de existir, que me sentía tan protegida que nada ni nadie podría hacerme daño, ¿recuerdas? Necesito volver a sentirme así.

-¿Te crees que tienes derecho a todo esto después de meses desaparecida?- Él no gritó, no se alteró. Su tono de voz era pausado y su lenguaje corporal trataba de no ser tosco. A pesar de todo él no quería que ella se moviera.

Ella alargó el brazo y cogió de manera ágil su bolso. Sacó un cigarrillo que encendió sin ceremonias.

-¡Carol!- exclamó.

-Todo está perdido.- contestó ella.

Y entonces él lo supo. No hizo falta más, no hubieron más explicaciones ni más reproches. Él la miró a los ojos y comprendió todo cuanto necesitaba saber. Ella estaba más delgada, más ojeriza y frágil, pero no había reparado en ello antes. La besó con miedo a que se quebrara, la acomodó entre sus brazos y se sintió en paz consigo mismo, con ella. Con la vida. 

Y se marchó de nuevo. Una media sonrisa, un último suspiro y un beso posado en el quicio del dolor de las despedidas mudas. Sí, Carol se había marchado, aunque su cuerpo seguía allí. Carol había volado lejos, se había materializado en la estrella que siempre fue y cada noche la miraba imaginando escuchar al otro lado de la puerta el sonido de los tacones repicando con prisa.

jueves, 20 de enero de 2011

¡Crece la familia!

¡Hola!

Sé que llevo mucho tiempo sin actualizar. Ando demasiado ocupada estos días: viaje a Galicia, preparativos, regalitos, fiestas... y ahora exámenes. Pero no me olvido de vosotros, mis pequeños soñadores. Me falta tiempo o inspiración, no lo sé. Cuando no tengo tiempo es cuando más ideas tengo, pero luego me pongo frente al ordenador y no sé sobre qué escribiros. Pero sé que me sabréis perdonar por teneros un poco abandonados.

De todas formas inicio un blog nuevo. Es algo distinto a este, se trata de uno más centrado a otra de mis pasiones: las manualidades. Asi puedo separar estos escritos serios con un blog donde poder intercambiar ideas. Así que os animo a pasaros si queréis.


De todas maneras, os prometo que no os abandonaré :)

Besitos!