domingo, 13 de diciembre de 2009



-Debajo de ese caparazón de cínico se esconde un sentimental [...] En 1935 llevó usted armas a Etiopía, y en 1936 luchó en España junto a los republicanos.

-En ambos casos me pagaron muy bien.

-Pero le hubieran pagado más los vencedores...
(Casablanca)


No sé si siempre nos quedará París o si es que nunca la tuvimos, no sé si él se acuerda del vestido que llevaba la primera vez que me vio, ni si nos enamoramos mientras el mundo se desmoronaba. Me da igual, nunca aspiré a ser Ingrid Bergman ni a protagonizar una historia de película. Nunca seré la chica flacucha y de ojos negros con un gato sin nombre que desayunaba frente a Tiffany's esperando encontrarse protegida en los "días rojos". Yo, cuando me pierdo, tengo mucho menos glamour: me refugio entre libros y películas en blanco y negro mientras Alberto se ríe de lo "retro" que llega a ser su chica, todavía comprándose vinilos de Bob Dylan, emocionada porque ha encontrado en el rastro un libro de páginas amarillentas que rescatar de un olvido seguro.
Tampoco fumaré jamás frente a Cary Grant mientras le rechazo con una fingida indeferencia. No soy la secretaria de Kirk Douglas que le desbanca como escritor famoso y se convierte en la novelista del año mientras es la perfecta esposa. No seré la viuda de Fredric March en "Ha nacido una estrella", ni la protagonista sin nombre de "Rebeca", amante entregada a un misterioso Lawrence Olivier al que no entiende, al que cree enamorado de un recuerdo. Sé perfectamente que no me pareceré nunca a Audrey Hepburn ni tendré su magia. No cantaré "Moon River" en una ventana, regalaré a George Peppard una cinta para máquina de escribir que estrenará inspirándose en mí, y Humphrey Boggart no acabará confesándome su amor resignado ante una chica tan especial como "Sabrina". No sé si iré de "vacaciones por Roma" o si una "Serenata Nostálgica" hará que no olvide nunca que la vida son momentos con banda sonora en la que hay que sortear obstáculos.
Sea como sea, aunque Hithcock no dirija mi vida ni Capote escriba mi historia, seguiré enamorada de Humphrey Boggart y caminaré siendo una soñadora que vive una vida en color. Porque no soy Janet Gaynor ni tengo ese halo tan especial que desprendría Audrey pero me he ganado a pulso el papel protagonista de una historia que tiene como ingrediente especial que no sé hacia dónde me llevará.

3 comentarios:

Salva Ferrer dijo...

Absolutamente genial...

Alberto dijo...

Yo no me río de lo vintage que eres (mejor que retro jaja). Pero bueno, veo que has proclamado abiertamente que estás enamorada de Humphrey Bogart!!!! En fin, te regalaré una ouija y me retiraré :( jajaja

Roberto Leal dijo...

cuando vamso al rastro a buscar discos jess?