sábado, 28 de junio de 2008

Qué caro es el tiempo...


He puesto punto y final a una etapa, la más larga de mi vida. Vale que mi vida no es que sea excesivamente larga, que todavía no he llegado a la veintena y que el camino, si Dios quiere, es largo. Conforme me encuentro anclada en esta edad algo incierta pienso en que quiero (necesito) crecer, enfrentarme a nuevos retos, huír de los fantasmas de una vida que me podía haber tratado mejor. Las despedidas siempre son duras y las maquillamos bajo un "hasta luego", porque así parece que duelen menos, pero duelen de la misma manera. Me ha tocado despedirme de una parte de mí que durante algo más de 13 años ha vivido día a día a mi lado. A veces he deseado huir de ahí porque todo se me antojaba asfixiante y creía que no podría respirar, pero una vez pasadas esas épocas de crisis, siempre me he sentido como en casa. Llegué siendo una enana que a penas hablaba y que ya mostraba su interés por las letras copiando todo lo que se le pusiera a tiro (era la atracción de mi familia que me ponía frases para copiar en cualquier folio). Allí conocí a gente asombrosa que me ha brindado siempre todo su cariño. Los recuerdos de los primeros años son escasos, pero sé que me han marcado profundamente. Aquellos primeros juegos, las siestas, las canciones, los primeros contactos con esas personas que años después llamo amigos. Luego llegó un nuevo pasillo. Otra vez la sensación de sentirse mayor siendo una niña muy pequeña. Nuevos profesores que nos miraban con un cariño infinito y que nos explicaban tantas y tantas cosas que nos quedaban desconocidas. Las pequeñas travesuras, las charlas que entonces no entendíamos pero que ahora valoramos y comprendemos, los juegos mezclados con las nuevas obligaciones, el ir despuntando en diversas áreas que luego nos marcarían... Parece que queda un poco lejano, pero en realidad hace 10 años que llegamos al pasillo "de primaria". 10 añazos. Creo que en esa época la figura que se impuso por encima del resto fue José Antonio. Ese hombre con camisa y barba que destacaba por sus chascarrillos, su carácter autoritario pero cariñoso, sus castigos por no hacer el deber o estudiar inglés, las primeras lecciones de sintáxis... fue el hombre que me hizo aprender la definición de la palabra tabú porque no la busqué en el diccionario aquel día (la defición exacta de la palabra en el diccionario que usábamos en aquella época es : lo que no debe de ser nombrado ni mencionado debido a prejuicios o convenciones sociales xD)

6 años depués tocó volver a cambiarse de pasillo, subir por una escalera nueva, ver a los profesores de primaria y saludarlos sin ser alumnos suyos ya. Llegamos sintiéndonos mayores, sabiendo que el final tampoco estaba tan lejano. Nuevas obligaciones, clases distintas, compañeros que se quedaban por el camino, restructuración de amigos, amoríos, profesores nuevos. Han sido 4 últimos años alucinantes. Me lo he pasado en grande y he crecido como persona. La madurez ha hecho acto de presencia. Dejamos de evitar el roce físico y nos decantamos por los besos y los abrazos para solucionar los díaas malos. Comenzaron a aparecer los sueños, los planes, las preferencias... y hemos acabado como somos. En esta época me ha tocado vivir muchas cosas y estoy orgullosa de poder decir que he contado siempre con los mejores apoyos fuera cual fuera el problema. Amigos de verdad, profesores que han sido más que eso, hermanas que siempre han tenido una cálida sonrisa...En esta época me ha tocado refugiarme muchas veces en esa gente y nunca me han fallado.

Por eso me da tanta pena saber que no voy a tener más abrazos de esa gente, que se ha acabado eso de montar una tertulia en clase, escaparse por esos pequeños pasillos con alguna excusa, hablar y reír en clase con los profesores como promotores del cachondeo.. que se ha acabado refugiarme los días malos en ese rincón y llorar porque el mundo es injusto y no me deja respirar para que él venga y me anime, me de una charla y se quede en blanco diciéndome que me merezco tener suerte.

Por eso, estos días, las lágrimas se han apoderado de todos nosotros y nos hemos fundido en miles de abrazos y besos, fuera cual fuera nuestra condición dentro del centro. Intercambio de teléfonos, promesas (tengo que volver con un libro en cuya portada figure mi nombre, no? xD), planes, sueños y tristeza. El adiios, o mejor hasta luego!, a una etapa que nos ha marcado irremediablemente para siempre y que es la culpable de que hayamos llegado a ser como somos. Os echaré mucho de menos. Lo sé. Os recordaré siempre. Gracias mil gracias muchísimas gracias!




besooooos!!!!





jesS

2 comentarios:

Roberto Leal dijo...

muy bonito esto q has escrito jessy:) yo la verdad es qeu mi salida del colegio no la vivi como tu, fue como un paso mas, me fui y punto... echo de menso a algun profesor q era muy amigo y te ayudaba a algun compañero q no volvi a ver pero buenom me quede con la gente q me llevaba bien y sigo teniendo contacto con muchos, la vida sigue, son momentos

Anónimo dijo...

He llegado a tu blog por casualidad, pero eso, sólo decirte que, exactamente, es una etapa más... lo importante es que mantengas los buenos momentos y las buenas amistades. Suerte en tu nueva etapa y con tus proyectos literarios. Por si te interesa http://torrentdellibres.blogspot.com