sábado, 23 de mayo de 2009

En su lucha de ser o no ser, el vencido fue él...

Nunca me he sentido tan estúpida.

De pronto, se ha caído el telón y me he dado cuenta de que mi vida sólo era un teatro. Han quedado al descubierto los actores, las bambalinas, el tramoyista y el cabrón del apuntador. Y mientras veía todo desplomarse me he quedado con la mayor cara de gilipollas que he puesto en mi vida.

Hace unos meses, no demasiados, me creía afortunada. Sí, pensaba que tenía a mi alrededor a la mejor gente. O quizás no fuera la mejor gente, pero era la que me hacía feliz. Yo los adoraba y creía que ellos también me querían. Reconozco que no soy una persona fácil. Que a veces me adentro en mi mundo, me ausento en mí misma y veo fantasmas que retonarnan de mi pasado. Es normal. No hace demasiado que me di cuenta de que la vida es frágil, que la gente desaparece para siempre y a lo largo de estos meses no se me ha ido de la cabeza las imágenes de aquel último adiós. Pero aún así siempre estuve ahí dispuesta a arreglar el mundo sentada frente a un café, a una coca-cola, o un té. Estuve ahí para escuchar, para reír, para ser vete a saber quién.
Creía tener amigos que escuchaban mis divagaciones, que compartían conmigo sus vidas. Creía tener amigos íntimos, esos con los que compartes tus miedos, tus inquietudes, tus planes de futuro, a los que escuchas durante horas hablar de sus cosas y a los que aconsejas con esa incierta sabiduría. Ese tipo de amigos con los que no hace faltar hablar, que al mirarte saben que no luces tu mejor sonrisa y que aceptan y comprenden tus días malos, tus defectos, tus alardes de locura itinerante. Y también creía contar con ese tipo de amigos con los que sales a tomar un quinto en la tasca de siempre, con los que compartes risas y recuerdos, fiestas y un cariño infinito fruto de los años juntos

Pero de pronto todo ha estallado y mi sonrisa se ha tornado más cansada que de costumbre. Ya no merece la pena seguir sonriendo para contentar a nadie ni para que nadie se sienta mejor. Sí, estoy mal, pero ¿y qué? Aquellos amigos que conderaba íntimos se alejan y cuando intento acercarme me destapan el teatro. Todo era por compromiso, por tradición. Nunca me habían dicho tan pocas palabras que me habían dolido tanto. Quedaban conmigo fruto de la tradición de tantos años, por el compromiso de no saber decirme que no me soportaban más. Eso es lo que yo interpreto. Al fin y al cabo las explicaciones han sido más bien escuetas. Después de tantos años todo acaba así, sin más, con dos palabras que se me clavan: tradición y compromiso. Y mi cara de gilipollas apoyada sobre la pared mirando la nada. ¡Con lo largo que había sido aquel día a base de café y té después de las clases para sobrevivir! Pero pensé que el día siempre amanece y acabé resbalando sobre la pared, abrazando la almohada mientras sonaba de fondo a saber qué programa de la tele que ocupara mi mente y que me diera una tregua para no pensar en lo sola que me sentía. Y me dormí y el día amaneció. Algo más frío, algo más gris, pero al fin y al cabo un nuevo día. Me he dado cuenta de que seguirán amaneciendo días en mi vida con más o menos ganas porque todavía quedan muchas cosas por las que luchar. Ya vendrán más gente, más desengaños, más planes, más viajes suicidas al fin del mundo, más amores platónicos que me sonrían por los pasillos... Ya encontraré esa protección que anhelo, ese abrazo protector. Saldré de esta. Voy a salir de esta. Por muy sola que me sienta, por muchas estupideces que vaguen a sus anchas por mi mente, por muchos fantasmas que aparezcan en mi cama por las noches.





Y sí, necesitaba escribir mis divagaciones!

3 comentarios:

Srta. Nostalgia dijo...

Eres fuerte, saldrás adelante. Es mejor que sepas lo que había detrás del telón porque así dejas de desperdiciar el tiempo con gente que no lo merece. Y que por muy sola que te sientas, por aquí hay gente que comparte su soledad para sentirse menos sola, y yo soy una de ellas, así que si necesitas apaciguar el vacío, tengo un saco de risas que pueden llenarlo a la perfección. Y mientras tanto, keep walking y sigue a la espera de encontrar ese abrazo protector, como hago yo. Un beso.

Nagash dijo...

Se te echaba de menos por la red ^^ Me alegra que hayas vuelto a escribir.
Creo que no queda nada por añadir. Esta vida es lo que tiene, casi siempre es como ese teatro, y desgraciadamente la situación se repite tanto que cuesta mucho distinguir si en algún momento deja de serlo.
Me ofrezco también para compartir ese sentimiento de soledad contigo.
Un abrazo!

Nagash dijo...

No hay nada que agradecer, y pudes escribirme cuanto quieras, no me molesta ;) Es un placer leerte.
Yo ahora mismo trato de centrarme en examenes y chorradas varias...No faltan cosas que me preocupen aparte de ello, pero trato de pensar lo mínimo...
En fin, ánimo con todo^^
Un abrazo!